Sumido en la música de fondo,
repasó con la mirada
la perfecta comisura de sus labios.
la perfecta comisura de sus labios.
Como se arranca un fruto del árbol
y se lleva a la boca...
de un impulso,
agarró su rostro con las dos manos
y la llevó a beber de su lengua
empapada de las ansias de besarla, de comerla.
Se alimentaron mutuamente
empujados por el fuerte deseo carnal y emocional,
llegando a tocarse el corazón.
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