De nuevo,
frente al reflejo
de mi propia existencia
con ojos opacos
la sonrisa del revés
y las manos ya encalladas
a golpe de cincel,
una vez más,
una vez más…
intente sacar la luz
que a duras penas quedaba.
Del arduo invierno
brotaron mil primaveras
y los cerezos en flor
dieron paso a una luna nueva.