Tardes de calor,
gotas de lluvia,
gruesas y frías
resbalan
por la espalda descubierta.
Hierven
al caer sobre la piel,
que arde.
Corre la gente,
ataviada de paraguas
de colores,
desierta
queda la calle.
Descalza, despacio,
sigo el camino,
se ablanda la arena
al paso de mis pies.
El olor a tierra mojada
despierta en mi
la parte animal
y me completo.
Nada en que pensar,
nada que esperar
nada que demostrar.
Me abrazo al universo
bailamos al son
del tiempo
que dura la tormenta.
Imagen descargada de internet
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