dormir sin dormir,
me despierto con los ojos secos,
se agotó el manantial de las lágrimas,
la inocencia de nuevo lastimada con hipocresía,
con la envidia que carboniza los sueños...
que maltrata la confianza y la amistad.
Amistad que ahora
ni ella misma se cree su nombre.
Volver a caer en la misma piedra
una...y otra vez,
la maldición de saber perdonar,
de ver el lado humano de la gente.
Ahora vuelvo a ser testigo de mi misma,
como algo insignificante,
títere de todos,
en este puto mundo
hostil y complicado.
Repartir amor es repartir lanzadas
que vulneran a la gente,
encerrada en sus complejos,
incapaces de soportar un peso igual sobre sus hombros,
se hacen víctimas deseosas de arrojar su mierda,
su inseguridad a los demás.
Sólo tú...
sabes valor lo que soy.
Me entierro entre las sábanas,
fuera...siento la luna a mi favor.
Lo demás ya no importa...
se acabó por hoy
ya nada me perturba
hasta mañana.
Texto y fotografía; VeroG.
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